Innovación y política: Cómo Honda estuvo a punto de no poder fabricar coches… por ley
Año 1916, en Tenryū, un pueblo japonés a los pies del Monte Fuji. Un nada común Ford modelo T circula bajo la mirada alucinada de un Soichiro Honda de apenas 10 años. El niño sale corriendo tras el vehículo, e incluso se arrodilla a oler el rastro de gasolina. En su joven mente nace un sueño: algún día conducirá coches construidos por él mismo. A lo largo de la historia de Honda, su fundador recordó este momento clave de su vida en multitud de ocasiones.
Los años 60, en pleno boom de la industria de la automoción japonesa, fueron el escenario para la realización de aquél sueño. Alcanzada la época de madurez de Honda como fabricante de motocicletas, la compañía empezaba a sentar las bases para dar el paso hacia la construcción de automóviles. Pero hacer realidad el sueño no fue fácil. El empeño y la perseverancia del genio ingeniero estuvieron a punto de no ser suficientes ante un enemigo de diferente calaña: la política. Hoy os explicamos la odisea que el equipo de I+D de Honda tuvo que superar en los años 60 antes de lanzar los primeros modelos con cuatro ruedas y convertirse en miembro de pleno derecho de la industria automovilística japonesa.
La Tercera División de Investigación
“Honda ha decidido fabricar automóviles”. Corría el año 1958 cuando Yoshihito Kudo, entonces líder del centro de Investigación y Desarrollo de Honda, recibió esta orden extraoficial para encargarse de la llamada Tercera División, operando en estricta confidencialidad. “Estate preparado para mucho más que el simple diseño de carrocería”, concluía la orden.